La banda de estafadores estaba pendiente de los centros comerciales donde se realizaban sorteos de vehículos y engañaban a los organizadores y participantes para quedarse con el premio.
La forma de actuar de la banda para evitar sospechas, consistía en conseguir futuros cómplices que con solo prestar su identificación para atribuirles el premio recibían 2.500 dólares.
La esposa de Burguez prestó su identificación para ganarse uno de los automóviles que sorteaba la banda de delincuentes que presuntamente conocía al exjugador.
El exarquero pidió que el supuesto carro que había ganado su mujer se lo vendieran directamente los estafadores ya que administra una empresa de camionetas de transporte en Uruguay. Este sería el hecho que obligó a tomar la decisión de arrestarlo bajo el delito de estafa.
Burgues exigió que le descontaran los 2.500 dólares que en principio deberían entregarle a su esposa por prestar su identificación y así poder llegar a un acuerdo para comprar el carro que ella en teoría se había ganado.
El ente encargado de la investigación también encontró nexos del uruguayo con los delincuentes colombianos, lo que ayudó a su arresto.
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