Hay un tipo de perfección y es la que los Packers de Green Bay aspiran a conservar en el resto de la temporada de la NFL: necesitan cinco victorias más para terminar de 16-0.
Del otro lado de la moneda están los Colts de Indianápolis, que intentan evitar la racha opuesta de cero victorias y 16 caídas.
Ninguno de los dos equipos desea mencionar el tema, aunque ambos saben que está en el aire.
"Creo que todavía estamos muy lejos de eso", apuntó el quarterback de los Packers, Aaron Rodgers. "Si tenemos la fortuna de seguir todavía invictos después de 14 o 15 partidos, quizás podamos empezar a hablar de lo que ustedes andan hablando".
El resto del país anda hablando de que Green Bay podría terminar invicto la temporada regular. Y que los Colts se pueden ir de 0-16.
"Creo que todas las derrotas son duras. En este momento, sólo intentamos encontrar la manera de conseguir una victoria", afirmó el safety de los Colts Antoine Bethea. "A partir de ahora nos restan cinco partidos, así que tenemos que seguir empujando y mantenernos unidos".
Los Packers se han mantenido firmes frente a casi todos esta temporada. Lideran la NFL en puntos (382 o 34,7 por partido) y están a la cabeza o cerca en otras categorías ofensivas. Rodgers tiene la clase de temporada impecable que Tom Brady tuvo cuando llevó a los Patriots a una campaña regular perfecta en el 2007.
De hecho, hay varias similitudes entre estos Packers y esos Patriots, como una profusa utilización de los pases, una favorable conjunción de veteranos y jóvenes y un arraigado cuadro de entrenadores con una magnífica capacidad de adaptación durante los partidos.
Pero también tienen numerosas diferencias, comenzando con el cuerpo de receptores de Rodgers, que es más consistente que el que tuvo Brady. Claro que éste contó con estrellas como Randy Moss y Wes Welker, pero aparte de ellos sus blancos más frecuentes fueron Donte' Stallworth, Jabar Gaffney, el tight end Benjamin Watson y el running back Kevin Faulk. Moss impuso la marca de 23 recepciones de touchdowns y Welker atrapó 112 pases.
Aunque nadie en estos Packers se imagina generar esas cifras, Rodgers le lanza hasta a 10 receptores en un partido y tener que cubrir a cualquiera de ellos tiende a crear desajustes de la defensa rival en otros sectores, sobre todo con el tight end Jermichael Finley y con Jordy Nelson. A diferencia de Watson, Finley es una amenaza en lo profundo.
Hay que decir que los Packers no se hacen los tontos ante las conjeturas sobre la posible temporada perfecta.
"Sí, (pero) no les interesa", dijo el entrenador Mike McCarthy de sus jugadores. "No me siento presionado en absoluto. Es una posición maravillosa en la cual estar".
La realidad es que los Packers serán favoritos en sus cinco partidos restantes, tres de ellos en casa. Visitan el domingo a los Giants en lo que algunos ven como su prueba más difícil. También reciben a los Raiders, visitan a los Chiefs y terminan en el Lambeau Field contra los Bears y los Lions.
No es un camino fácil, pero Green Bay merecerá completamente la foja de 16-0 si llega a ese punto.
Así como Indianápolis merecerá empatar el oprobioso registro de 0-16 que Detroit tuvo en 2008. Aunque los Colts tienen una enorme excusa para el fracaso: la cirugía en el cuello de Peyton Manning y su marginación subsecuente, para la cual evidentemente no estaban preparados.
Seguramente, los Colts darán lo mejor de sí en el resto de la temporada, incluso con Nueva Inglaterra, Tenesí y Houston en el calendario, que terminarán visitando a los Jaguars.
"Por la manera en que las cosas han salido hasta ahora en este año, no es algo fácil mantener la confianza mutua, y la tenemos pese al hecho que no hemos logrado lo que queremos en lo que va del año", dijo el tight end Jacob Tamme.
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