El capitán del Chelsea y de la selección Inglesa, John Terry, negó ante un tribunal británico, por medio de su abogado, los cargos de racismo que pesan sobre él por insultar al jugador del Queens Park Rangers Anton Ferdinand, durante un partido de la Liga Premier.
La defensa del jugador presentó en la corte londinense de Westminster una declaración de inocencia en un proceso que le puede acarrear a Terry, como máximo, una multa de 3.000 euros.
La fiscalía británica presentó cargos en diciembre contra el inglés, de 31 años, por un "delito de alteración del orden público con agravante racial" que habría cometido al proferir presuntamente un insulto racista contra Ferdinand, en un partido en el estadio de Loftus Road el pasado 23 de octubre.
La imputación se basa en un vídeo en el que se ve a Terry dirigiéndose a su compatriota en términos supuestamente racistas, si bien el jugador negó desde el principio esas acusaciones.
"He participado en campañas contra el racismo y creo que no tiene lugar alguno en la sociedad. Me siento decepcionado por esta decisión y lucharé con uñas y dientes para probar mi inocencia", señaló Terry tras conocer los cargos.
El fiscal general del Estado, Alison Saunders, señaló por su parte que existen "suficientes pruebas" para "poder condenar" al defensa en un proceso judicial que calificó de "interés público".
El proceso contra el inglés se inició justo un día después de que la Federación inglesa sancionara con ocho partidos de inhabilitación y una multa de 48.000 euros al uruguayo del Liverpool Luis Suárez por unos cargos similares a los que pesan sobre Terry.
La máxima autoridad del fútbol inglés afirmó tras conocerse que Terry comparecería ante un juez que no abrirá una investigación sobre el caso hasta que la justicia ordinaria haga pública su decisión, si bien no descartó imponer a Terry una sanción deportiva una vez concluya el juicio.
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