El Real Madrid y el Barcelona en semifinales de la Liga de Campeones, tres clubes españoles de cuatro en semifinales de la Europa League: el fútbol ibérico destaca en los campos, pero brilla mucho menos en sus cuentas, a menudo lastradas por fuertes deudas.
Basta con echar un vistazo a algunas de las deudas de cinco clubes españoles que compiten en Europa para ver que sus prestaciones en materia financiera están lejos de su actuación en el terreno de juego.
El Real Madrid, por ejemplo, tuvo una deuda global en 2010-2011 de 590 millones de euros, mientras la del Barça fue de 578 millones frente a unos ingresos de 479 millones anuales para el equipo merengue y de 451 millones para los azulgrana.
Valencia y Atlético de Madrid, que jugarán las semifinales de la Europa League, también tienen 382 millones y unos 514 millones de deuda respectivamente.
Pero la última cifra que ha supuesto un escándalo en España son los 752 millones de euros debidos por los clubes profesionales al fisco español.
La publicación de ese monto en marzo, embarazoso para una España que tiene 5 millones de desempleados, había sido seguida por el anuncio del ministerio de Educación, Cultura y Deporte de un plan para que "el fútbol pague" la deuda que ha creado.
Pero, hasta el momento el plan sigue siendo un simple anuncio.
Otra señal de que el fútbol español se ha visto también afectado por la crisis es que seis de los veinte clubes de la Liga - Rayo Vallecano, Racing de Santander, Betis, Zaragoza, Granada y Mallorca - están en concurso de acreedores, al igual que otros seis equipos de Segunda División.
El origen de la deuda global del fútbol en España, que cifra en 3.500 millones de euros, debe buscarse en un fenómeno comparable al que generó el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Durante años los clubes hicieron inversiones faraónicas, desmedidas, y como no tenía recursos propios para financiar estos gastos, se endeudaron masivamente".
Un buen ejemplo de estos excesos fue la construcción del estadio "Nuevo Mestalla" por parte del Valencia.
En 2007, en plena euforia inmobiliaria, el Valencia decidió construir un nuevo estadio de 70.000 localidades cuando el club no tiene más que 39.000 abonados. El coste de las obras, de 300 millones de euros, sería financiado por la venta del terreno del antiguo campo por unos 400 millones de euros.
Dos años más tarde, el club detiene las obras cuando se da cuenta de que no logra vender su antiguo terreno, tras profundizarse la crisis.
Esta acumulación de deudas también puede explicarse por la ausencia de un control económico fuerte por parte de la Liga de Fútbol, en parte porque hasta ahora no tenía medios legales para aplicar sanciones deportivas drásticas.
Hasta hace poco, la Liga de Fútbol Profesional no tenía poder para descender a un club porque se encontrara en suspensión de pagos.
Una nueva ley que entró en vigor en 2012, "ahora si permite bajar de categoría a clubes que por ejemplo no pagan durante meses a sus jugadores".
Queda por saber si los poderes públicos se atreverán a afrontar la dosis de impopularidad que supone en España el hecho de tomarla con un club de fútbol.
Un ejemplo que puede ilustrar esto es lo ocurrido en los años 90 cuando las instancias deportivas intentaron descender al Celta de Vigo y al Sevilla por una infracción administrativa y tuvieron que dar marcha atrás ante las protestas en la calle.
"sera hasta un próxima analisis deportivo con "una tacita de Cafe"
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