En la noche en que los Tiburones de La Guaira cumplían 50 años de fundados, el estadio Universitario explotó con una remontada histórica, un regreso en el marcador tal y como lo requería el momento.
Fue un cotejo que comenzó con un gran jolgorio y culminó de la misma manera. El climax de la fiesta ocurrió en la novena entrada. Rainer Olmedo corría en la primera base y luego vino un jonrón monumental del emergente Rafael Álvarez, que le dio la victoria 7-6 a los escualos sobre sus archirrivales capitalinos, los Leones del Caracas.
"Es una sensación inexplicable. No sé qué decir", espetó el siempre rendidor Álvarez tras quedarse sin aliento al concluir el compromiso. "Siempre pensé en salir a chocar la pelota. Quería dar un batazo entre dos porque sabía que Olmedo estaba en primera, pero gracias a Dios salió el cuadrangular", agregó el bateador zurdo.
Los melenudos desde temprano trataron de aguar la gala por el onomástico guairista. En la misma segunda entrada, ante el abridor Les Walrond, un sencillo; dos dobles y un triple, sirvieron para traer par de carreras a la registradora.
Tras el golpe tempranero, los salados, alentados por la Macuto Samba Show y su séquito de seguidores, articularon una amenaza en la cuarta entrada ante los envíos del experimentado lanzador, Víctor Zambrano, quien hacía su debut con los Leones. En esa ocasión, los cumpleañeros solo lograron anotar un rayita dejando dos hombres en base.
El duelo de pitcheo se mantuvo hasta la sexta entrada, momento en que la ofensiva felina comandó una emboscada contra el relevo escualo y con cinco imparables, anotó cuatro carreras y amplió la ventaja 6-1.
Con el compromiso cuesta arriba en la séptima entrada, los Tiburones intentaban culminar la noche de la misma forma como la comenzaron, con una gran celebración en honor a su histórico transitar por la pelota rentada venezolana. Los dirigidos por Marco Davalillo, tras dos imparables abriendo el capítulo, solo fabricaron una rayita dejando las bases llenas.
El cero que sacó el relevo capitalino parecía contener finalmente la producción de los locales litoralenses. Sin embargo, en el octavo episodio y tras dejar 13 hombres en base, los salados comenzaron la histórica remontada.
Tres imparables y tres carreras acercaron el encuentro por una rayita. El bullpen de los melenudos, que respondió en los momentos de apremio, poco a poco se fue desvaneciendo. Por otro lado, el cuerpo de relevistas guaireños, logró sacar tres capítulos en blanco para darle rienda suelta al regreso de su novena.
Con Juan Carlos Gutiérrez en la lomita, en la búsqueda cerrar el encuentro, Álvarez salió como emergente y al segundo pitcheo del diestro mandó la pelota a las gradas del jardín derecho. Lo que vino después fue la locura de la afición guaireña que quiere ver a sus Tiburones alejados del fondo de la tabla.
"Todo el encuentro fue una pelea de boxeo: gancho; uper; jap; uper; jap; gancho y nada. Dejamos muchos hombres en base pero, al final el empuje del equipo salió a flote. Estas victorias son importantes, aunque no debemos acostumbrarnos en venir de atrás", comentó Davalillo. "La fanaticada se merece esto y más. Es una fanaticada consecuente sin importar los resultados y nosotros siempre estamos pensando en ellos. Son el empuje que encuentro tras encuentro tenemos y le dedicamos el triunfo".
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