Brasil, el país organizador de la próxima Copa del Mundo, generó un proyecto de Ley del Mundial que elevó al Congreso la semana pasada, el cual, entre tantos ítems, obliga a vender entradas para los partidos con un 50 por ciento de descuento a los mayores de 65 años, a entregar imágenes correspondientes a un tres por ciento de cada partido a canales televisivos que no adquirieron los derechos y se determinó que aquellos que venden productos relacionados con la Copa del Mundo no oficial pueden sufrir penas de uno a tres meses de prisión o una multa.
Esto habría molestado bastante a Joseph Blatter, ya que según indican este tipo de cosas afectaría los ingresos de la FIFA, además de que no cumpliría con lo pactado con el anterior gobierno de Lula, que le aseguraba a la FIFA total libertad para administrar los ingresos.
De esta manera, la máxima entidad que rige el fútbol advirtió que de no llegar a un acuerdo le podría sacar la sede al país sudamericano y entregárselo a Estados Unidos, pese a que se consultó a miembros de la FIFA y negaron que esto pueda suceder.
Cabe destacar, que hace tiempo existe una disconformidad con Brasil por la manera en que está llevando adelante la organización. Puntualmente debido a los retrasos en las construcciones de los estadios y la huelga de los obreros, que más de una vez han puesto en duda el desarrollo del Mundial en el país de Dilma Rousseff.
"Sera hasta una proxima tacita de cafe"
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