Teniendo en cuenta los 260 partidos con la selección de Estados Unidos a sus espaldas, no es de extrañar que Christie Rampone ostente el récord de internacionalidades entre los futbolistas en activo. Por si fuera poco, la capitana de las Barras y Estrellas está preparándose para establecer otros dos récords nacionales mañana por la tarde, cuando dispute su 17º encuentro en el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino y se convierta en la primera estadounidense en comparecer en cuatro ediciones olímpicas distintas.
Sin embargo, lo que mantiene en circulación los jugos competitivos de Rampone a la edad de 37 años no es la cantidad sino la calidad. La idea de apuntarse más récords de apariciones la ilusiona menos que la posibilidad de erigirse en la primera futbolista de cualquier nacionalidad y de cualquier sexo que gana tres medallas de oro. Y lo más excitante de todo para la veterana central es que, a su juicio, la selección estadounidense que acudirá a Londres 2012 tiene lo que hace falta para lograrlo.
"Hemos venido aquí a ganar el oro, eso está claro", recalca en su entrevista con FIFA.com. "Es importante que alcancemos la plenitud de forma en el momento adecuado, pero este equipo lleva jugando junto durante mucho tiempo y hemos ido mejorando con el paso de los años. Estoy ansiosa por que todo empiece".
"Aunque estos son mis cuartos Juegos", explica la zaguera, "me siento tan ilusionada como cuando me presenté en Sídney para jugar mis primeros, hace ya tantos años. Los estadounidenses crecemos soñando con los Juegos Olímpicos y sabemos lo que significan y lo que cuesta triunfar ahí. Es verdad que la cultura está cambiando ahora y que mis paisanos están empezando a entender la importancia de los Mundiales. En cualquier caso, los Juegos Olímpicos siguen siendo lo máximo en nuestro país".
"Además, mis hijos (Rylie, de seis años, y Reece, de dos) vendrán a verme jugar, y eso hace que esta edición sea aún más especial para mí. No los llevamos al Mundial de Alemania porque era un poco caro, pero esta vez decidimos lanzarnos. Después de todo, éste podría ser mi último torneo", señala.
Cuerda para rato
No es que Rampone se haya resignado a que Londres 2012 sea su canto del cisne internacional. Cuando le preguntamos al respecto, nuestra interlocutora aclara: "Físicamente, siento que puedo seguir jugando". Por otro lado, la seleccionadora Pia Sundhage no estará muy dispuesta a perder una jugadora a la que ha calificado como "la mejor capitana que he tenido nunca", de modo que la posibilidad de liderar la carga de Estados Unidos en Canadá 2015 sigue siendo muy realista. La cortafuegos de 37 años así lo admite: "Si me llaman, no me imagino diciendo que no".
Ésa, sin embargo, es una decisión para otro día. De momento, Rampone y compañía están concentrándose en un arduo choque inaugural contra un equipo francés que se les resistió hasta los estertores en la Copa Mundial Femenina de la FIFA Alemania 2011. "No podrían habérnoslo puesto más difícil", reconoce Rampone. "Aquella semifinal fue uno de nuestros partidos más complicados en el Mundial y, por lo que hemos visto, Francia incluso se ha reforzado desde entonces. Pero también lo hemos hecho nosotras, así que seguramente será un gran partido".
Como las estadounidenses entablarán sus dos primeros encuentros del Grupo G en la ciudad de Glasgow, Rampone ha aprovechado el viaje para explorar un antiguo vínculo familiar con el fútbol escocés. En palabras de la capitana yanqui: "El año pasado me enteré que mi bisabuelo, William Dowie, jugó profesionalmente en el Raith Rovers (actualmente en la segunda división escocesa) durante 10 años. Emigró a los Estados Unidos en los años 1930, pero al parecer era un buen guardameta y le pusieron de apodo El Pulpo".
"No podré visitar su equipo, porque está situado en la costa este y nosotras estamos en la oeste, en Glasgow. Pero es genial saber que tengo una conexión aquí, y ahora tengo una camiseta firmada por el club y un pequeño catálogo con fotos antiguas. Ha sido muy interesante enterarme de todas estas cosas, y la gente en Escocia me ha recibido con los brazos abiertos. ¡Me lo estoy pasando en grande!", exclama contenta.
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