sábado, 4 de mayo de 2013

Messi es más sin Pep


La visita de Josep Guardiola a la Argentina provocó locura entre los amantes del fútbol local. Además de reconocerlo como el ingeniero de uno de los equipos más grandes de la historia, sobre todo le agradecen la explosión de aquel pibito brillante de nombre Lionel, que se transformó en el hombre capaz de desafiar las a leyes del gol, en el creador de récords, en el mejor del mundo.

Los elogios entre Messi y Pep siempre fueron recíprocos e incluso parece que pelearan por definir quién aprendió más del otro. Así se refirió Guardiola a la Pulga en su charla en el Gran Rex: “Ha sido parte fundamental de mi formación como entrenador, le he aprendido mucho, es un placer poder verle y disfrutarlo”. De lo que no hay duda es que ninguno hubiera sido lo que hoy es sin la ayuda del otro.
Pero desde que Guardiola abandonó su obra maestra en junio de 2012, Messi se las ingenió para volver a superarse. ¿Cómo se puede explicar? Tras la partida del Pep, Barcelona no dejó de ser un excelente equipo, no obstante, sí perdió la inmortalidad. Pero esto no afectó a Leo, quien continúa siendo de otro mundo. Con actuaciones irracionales y (demasiados) goles, fue justamente el rosarino quien salió a cubrir los vacíos que dejó Guardiola, a empujar de un carro que había empezado a disminuir su marcha.
Guardiola llegó al culé en julio de 2008 y en cuatro años festejó ¡14! títulos de todos los colores. Y siendo algo cruel, desde su partida, aunque ganará la Liga, Vilanova perdió la final de la Supercopa española con el Madrid, fue eliminado de Champions (con baile y 7-0 global) y de la Copa del Rey. ¿Y Messi? Ya sin Pep, terminó el 2012 con la insólita marca de 91 goles en un año calendario, ganó su cuarto Balón de Oro y, si en esta Liga no supera sus 50 goles de la anterior, sólo será por un tema físico. Ah, también fue récord al anotar en 19 partidos consecutivos y levantó su promedio de gol.
Si alguien creía que la remontada del Barsa contra Bayern era posible, era por Messi. Pero a la Pulga, desbordado de responsabilidades, por una vez el cuerpo le pasó factura y no hubo milagro. Con Guardiola, Lionel era el mejor intérprete en el mejor equipo, que no dependía de una actuación mejor que la anterior del argentino para asegurar la gloria. Con Vilanova, aún en la merma del rendimiento general, Messi pasó a ser el mejor con abismal diferencia. 
Pero claro, basta buscar cualquier escueta declaración de Leo para saber que lo que más le importa no es ser el mejor ni hacer más goles que cualquiera. Sino por el contrario, como le enseñó Guardiola, aportar su parte para que el mejor sea el equipo. Messi es más con Vilanova, porque el Barsa es menos.

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