Hay una nueva era en Arizona. Y para Tony La Russa, el manager con la tercera mayor cantidad de victorias en la historia de Grandes Ligas, hay una nueva faceta de su carrera de más de 50 años en el béisbol profesional.
En su cargo de "máximo directivo de béisbol" (chief baseball officer)-un puesto nuevo creado por los Diamondbacks para La Russa-el ex dirigente tendrá la responsabilidad de evaluar y supervisar al gerente general Kevin Towers y al manager Kirk Gibson, además de tener la última palabra en cuanto a personal de béisbol y filosofía dentro y fuera del terreno se refieren.
Es una situación poco vista en una organización de Grandes Ligas, pero el dueño mayoritario del equipo, Ken Kendrick, y el máximo ejecutivo del club, Derrick Hall, ya venían pensando en esta medida desde hacía casi un mes.
"No estábamos mejorando", explicó Hall. "Tuve conversaciones con Ken, Kevin y Kirk. Obviamente algo tenía que cambiar. Buscábamos una mejoría".
La Russa ganó 2,728 juegos y tres Series Mundiales durante sus 33 años al frente de los Medias Blancas, Atléticos y Cardenales. Fue elegido al Salón de la Fama en diciembre pasado gracias a dichos logros y será exaltado en Cooperstown en junio.
Ahora, después de par de años formando parte del comité ejecutivo de Major League Baseball para mejorar varios aspectos del espectáculo-y específicamente con un rol importante en el desarrollo del sistema de repeticiones para decidir jugadas disputadas-La Russa vuelve a formar parte de una organización de Grandes Ligas. A sus 69 años de edad, ya quería volver al fuego de la competencia diaria.
"Estoy entusiasmado. Me levanté hoy y sentí la diferencia", dijo La Russa el sábado cuando fue presentado en una rueda de prensa por Kendrick y Hall. "Fue como el día del anuncio de mi retiro (como manager de los Cardenales), que fue el lunes después de la temporada del 2011 (el 31 de octubre). Por primera vez desde ese momento estoy con una organización y seré juzgado por la forma en que mi contribución haya incidido en el resultado.
"Estoy de vuelta en la acción competitiva, que es lo que he vivido los últimos 50 años".
Ahora la gran interrogante es cómo podrá causar un impacto La Russa en un equipo como directivo y no como manager. No estará hablando a diario con los peloteros. No conformará el lineup, ni decidirá quién lanzará. No será él quien haga los cambios de pitchers y tampoco podrá mandar a batear un emergente.
Kendrick, Hall y los Diamondbacks confían en que La Russa hallará la forma de comunicar de manera eficaz a la gente indicada sus conocimientos como alto ejecutivo.
"Gente importante de la industria lo ha calificado como 'el hombre de béisbol más inteligente que conozco', 'el hombre más trabajador que he conocido' y 'la persona más competitiva con la que me he asociado y contra quien he competido'", comentó Kendrick al hablar del proceso que realizó el equipo para finalmente decidirse por La Russa. "Al conocerlo, él ha estado a la altura de esas descripciones. Encaja perfectamente en los Diamondbacks".
Con la potestad de decidir los canjes, selecciones del draft y demás movimientos de personal del equipo, La Russa cree que podrá adaptarse rápido para empezar a cambiar el rumbo de un club que lleva marca de 18-28--la tercera peor de Grandes Ligas-y que está a 10.5 juegos de la cima como sotanero del Oeste de la Liga Nacional.
"Si tienes el deseo, sabrás cómo llegar del punto A al punto B", dijo al respecto La Russa, quien en Arizona está reunido con Dave Duncan (consultor de pitcheo) y Dave McKay (coach de primera), sus socios de tantos años en la cueva. "El punto A ahora es aprender cómo comunicar el conocimiento de tantos años a diferentes partes de la organización.
"Es un proceso de la organización entera de cómo competir y triunfar", continuó. "Hay que ver qué se les está enseñando (a los peloteros) y saber si hay algo mejor que se les pueda inculcar. Creo que hay lecciones que me enseñaron a través de los años que me dan una ventaja. Ya quiero pasárselas a los otros".
Como manager en la década de los 80, La Russa se guió por números e historiales de enfrentamientos antes de que lo hicieran muchos de sus colegas. Pero nunca ha sido un "sabermétrico", como tampoco lo es Towers. En ese sentido, no se espera una revolución de métricas avanzadas en el desierto.
"No voy a traer algo imprimido de una computadora, enseñárselo a los muchachos y decirles, 'Ahí tienen, vayan a hacerlo'", expresó La Russa sobre su estilo. "Pues no, se trata de jugar un béisbol ganador con la actitud correcta".
Está por verse si los éxitos de La Russa en el pasado se convertirán en resultados positivos como directivo. Pero algo está claro: Hay entusiasmo por estos lados y, por supuesto, el ex manager es una figura bien respetada entre los jugadores de la actualidad, incluyendo a los integrantes de los Diamondbacks.
"Es una adición positiva. Mientras más gente de calidad puedas traer a una organización, mejor", dijo el derecho Brandon McCarthy.
Agregó el infielder Eric Chávez: "Tiene una de las mejores mentes de béisbol en la historia, entonces cuando agregas algo así, sólo puede ayudar a la causa. Debe de ser algo bueno".
En medio de una temporada, hay limitaciones en cuanto a qué puede hacerse para cambiar el rumbo de un equipo. Pero desde ya La Russa-y Kendrick y Hall, por supuesto-quieren iniciar una nueva etapa en el desierto, luego de dos campañas mediocres y un 2014 bien difícil que han seguido el mágico 2011 de 94 victorias y un título divisional.
"Si todos del lado competitivo de la organización están haciendo las cosas con la misma mentalidad, llegas a la meta más rápido y mejor", indicó La Russa. "Esa es mi actitud, basándome en lo que me han encargado Derrick y Ken. Es bien básico, desde el corrido de bases hasta cómo mides el carácter de un pelotero y su deseo competitivo". /lasmayores.com